sábado, 7 de marzo de 2015

Un nuevo templo de carne, hueso y espíritu

Juan 2, 13-25
Más hermoso y sagrado que todos los edificios de culto de culto del mundo entero es el ser humano. Más valioso que cualquier edificio o cualquier paisaje de esta tierra es el templo vivo del ser humano. Hagámonos una radiografía: si nos impresiona más que una Iglesia sea destruida que se cometa una fragante injusticia o que una persona muera por hambre, asesinada o abortada, es que no hemos entendido a Jesús.
En el bautismo participamos del misterio pascual de Cristo. Fuimos sumergidos en su pasión-resurrección. Fuimos hechos templos santos, casa divina. ¿Vamos a permitir que se arruinen esas piedras vivas del Templo glorioso de Jesús.


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